Déjame contarte que llegué aquí para soñar, así que, deja que te cuente mis sueños.
Déjame que te cuente mis estupideces y me ría sin pensar. Este es un momento para compartir, ahora quiero que inventes, cuentes, ahora toca vivir. Ven y vive conmigo, ven y comparte mis sueños, deja que nos deslicemos a lo largo de la vida, deja el que tiempo pase por encima de nosotros y que las locuras nos empujen al borde del precipicio. Ahora no se trata de lo que debemos ser, no debemos traer las preocupaciones, aún no. Ya llegaran solas y con ellas las desilusiones.
Deja de pensar, quiero que me abraces por un momento, no quiero pensar en que los demás estarán mirando, porque eso ahora no importa. Qué más da, si vuelo contigo por un momento, los locos son ellos, los que no se atreven a dejar sus ilusiones vibrar.
Nuestras almas son jóvenes y nuestro espíritu se conserva sano, poco a poco se irá atrofiando por la vejez de los sentimientos, pero aún nosotros podemos hacer de estos atardeceres una historia que endulce la amargura de unos días futuros.
Apenas estamos saboreando la lujuría de un amor joven, esto solo es el comiendo de mil aventuras más. Las sábanas cada noche están más encendidas en sueños, cada día guardan más amores bajo ellas. Y cuando te vas a dormir, te guardas un momento para darte cuenta de lo que está pasando, y es que todo es tan apresurado. Qué atrevido es el momento que nos obliga a todo, qué valientes parecemos cuando no pensamos. En lo espontáneo se encuentra la mágia y cómo nos gusta desconocer el secreto.
Cuéntame tus sueños, porque llegamos aquí para soñar.