Esto es París. Esto es todo lo que podría pedir. Ella es mi atmósfera más deseada, la que me envuelve dándome cobijo entre paisajes urbanos llenos de arte. Pasear por sus calles puede ser el mayor placer de una jornada agotadora, simplemente dejarse llevar por sus calles, deslizarse entre antiguos pavimentos tan ricos en cultura que no tienen precio. Al mismo tiempo, sientes ese perfume, el que te deja totalmente hubicada, que te impregna el alma con el frescor sencillo y glamouroso.
Las gentes que callejean a altas velocidades son las encargadas de aportar la vida a sus avenidas, callejones, rincones. Su variedad es la que deja sin lugar a dudas el carisma de la variopinta ciudad. Llenan de color los escaparates compitiendo por el producto más exquisito.
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Troisième Rêve, París 2011.
