viernes, 28 de octubre de 2011

I believe in destiny

Es simplemente que a veces las cosas juegan a estar a tu favor. Son los pequeños detalles que adornan tu vida austera, que perfuman cual azucena los rincones de una casa.
¿Y no es bonito, que un día como otro, nadando en lo cotidiano, sumergida en la rutina, una coincidencia te brinde un halo de esperanza, como que en la vida aún quedan cosas diseñadas para ti?
E aquí, a partir del momento en el que empiezas a pensar que este camino no es un atajo que te lleve lo antes posible a la salida, es algo más, se trata de una carretera asfaltada, con farolas, con sus arbustos, sus señalizaciones equívocas y otras que puede que te salven de algún que otro accidente.
Es una autovía, sí, llena de monotonía, como las líneas continuas que ordenan su dirección, que separan los límites de su circulación. Pero, sorprendentemente, aguarda estaciones donde repostar, algún autoestopista al que recoger, sorpresas en las que embargarte si tienes agallas de despistar tu camino, pero continuando con tu rumbo.

Yo creo en el destino, creo en el poder de atracción del que somos poseedores. Así como así, sin quererlo, pequeños coincidencias, correspondencias, se van depositando en el eje cronológico de nuestros días, para dar una pizca de curiosidad, para agitar la duda de lo inexplicable.