Ahora que un par de mariposas en el estómago me anclan la vida a este puerto es cuando el alma debe zarpar libre, cuando mis propias alas se despliegan con toda su libertad. La cuenta atrás empezó hace tiempo. Yo misma, con mis deseos imposibles puso en marcha este tic-tac que ahora no hay quien pare. Y esos sueños que veía desde la lejanía hoy mismo casi los puedo tocar con la yema de los dedos. Son palpables, cobran vida, toman formas diversas, formas nuevas.
Son nuevas personas, nuevos paisajes, nuevos horarios, nuevas rutinas, nuevas metas, nuevos deseos y nuevas sensaciones. Un nuevo yo, en una nueva ciudad. ¿Nuevo? ¿Nuevo o renovado? Nunca me imaginé de otra manera más que así, porque si algo soy, realmente, es una consecución de mi pasado, un producto de lo que anteriormente fui, aquello que algún día quería llegar a ser. Pero, llegados a la meta (a esta gran meta, porque cada día se cumplen pequeñas metas), ¿qué se supone que será de mi? Todo el aplomo invertido en un mismo deseo va convirtiendo al mismo tiempo a la persona, forja ese "yo" de experiencias siendo, al fin y al cabo, el mismo camino que nosotros construimos es quién colma nuestro ser de todo aquello que necesitaremos una vez llegados a la meta.
En realidad, si nos paramos a pensar, no son suficientes las dificultades ante las cuales nos encontramos cuando perseguimos un sueño, sino que una vez alcanzado las piernas nos empiezan a la temblar. ¿Qué tipo de miedo es ese? Nadie dijo miedo, está bien, pero hay algo que nos inquieta en el interior. Es tan alto el listón que, a pesar de haberlo superado con creces, aún nos da algo de respeto, aún nos cuestionamos si esa seria nuestra altura.
El tiempo es otro balance complejo, inexacto, del que nunca nos salen las cuentas. Es odioso cuando decide no pararse, cuando se acelera, es decir, siempre. Siempre que el sol brilla, cuando hace calor, cuando se junta la noche con el día, cuando da gusto ver pasar las horas igual que la arena entre los dedos. Pero ahora aún más, cuando existe ese alguien que mejora cada segundo y que te enseña a apreciarlo más haciendo así de cada momento un pequeño tesoro.