domingo, 8 de junio de 2014

Nueve meses que me hacen ser un poco más "yo misma"

Un poco obligada por el fin de este primer capítulo de mi nueva etapa en Barcelona me pongo a hacer balance. Como siempre, con las prisas de última hora me paro a pensar y tropezandome con todo lo que se me ha puesto por enmedio durante estos 9 meses llego a algunas conclusiones menos claras de lo que desearía.

El comienzo fue inmejorable: partir de ignorancia. Supone darme cuenta de todo aquello que estaba tan lejos de mi y que de golpe me rodeaba y acaparaba todos mis sentidos en cada clase. No era el hecho de no entender lo que decían mis compañeros de clase, sino que desconocía mucho de lo que sus intervenciones en clase querían decir. Por eso yo, la novata en todo esto, me mantenía callada, intentando crear un hueco para mi diálogo interior que diera lugar a un espíritu un poco más crítico.

Puede que ahora, a principios de junio, no sea hora para darme cuenta de que mi curiosidad no debería haberse visto espantada por las dimensiones de un temario inacabable de relaciones internacionales o unos apuntes confusos sobre ciencia política. Pero sí, más vale tarde que nunca. Ahora, viendo desde lejos ese primer y segundo trimestre tan angustiosos y con un par de cabos mejor atados, no me daría tanto miedo releer algunos temas que, en un principio, me sonaban a chino.

Partiendo del casi total desconocimiento sobre muchos temas de la carrera que acababa de empezar, sentía que la política no era lo mío, que estaba más cerca de una carrera puramente de letras que de entender el discurso que soltaba el profesor en cada clase. Pero, afortunadamente, vivimos un momento de la historia (sí, digo historia, porque es aquello que se escribe cada vez que algo pasa de ser presente a ser pasado) en que es imposible no darnos por aludidos en cualquiera de los titulares que nos bombardean día a día.

Porque, aunque todo lo que vemos en la tele, lo que leemos en los periódicos y lo que escuchamos en la radio dé cada día más asco, prefiero saber qué ha dicho el rey en su discurso antes de abdicar,  quién ha ganado las europeas, cuándo podrá elegir Catalunya si puede ser independiente o no, dónde tendré que ir a abortar si tengo un embarazo no deseado, cómo va el conflicto en Ucrania y cuántos jóvenes siguen en el paro a día de hoy.

Vivo un momento en un momento en que mi país se fractura a cada medida que toma el gobierno, en que las mujeres dejarán de decidir si traer una criatura al mundo o no, en que el mundial de futbol supone incalculables muertes de niños pobres, en que la educación es de cada vez más insignificante para los políticos y, sin embargo, más cara para aquellos que la quieren tener. Un momento en que las salidas más factibles para un joven con carrera son tres: "por tierra, por mar o por agua", como suele decir mi padre. Y sí, me da miedo, me da miedo no saber a dónde nos lleva esto. Por eso, doy gracias a mi voluntad de querer entender el mundo en el que vivo, porque la ignorancia es el arma más peligrosa de un ser humano.

Y en unos días tomaré rumbo al lugar que me vió crecer y prepararme para el mundo que me esperaba ahí fuera. Espero poder enseñarle todo lo que he aprendido y en lo que me ha convertido mi primer año de universidad, no solo las clases sino la experiencia de vivir un primer año expuesta a miles de estímulos totalmente desconocidos para mi hasta ahora. No hay mejor manera de crecer.