
Como la pólvora estallé en mil lágrimas, en medio de la noche, ante la gran espectacion recibida por los bafles retumbantes. Quería bailar y no pensar pero sin previsión alguna apareció tu rostro iluminado en mi mente, sin a penas pensar en ti, ni notar el vago recuerdo de que tu aún diambulabas por ahí cerca, disfrazado del color de la mala suerte, la peor que pudiste traerme. Pero aún así, sin ninguna otra opción a la vista calmé mis sed con llantos, imaginándote como aquella figura inalcanzable, como la persona que desearía tener a mi lado, como los fuegos artificiales que estallan en lo más profundo de mi, en la oscuridad de la noche, de mi alterada calma, de mi profundo silencio perturbado por un fuerte estruendo, como el que provocas cada vez que entras en mi vida.