lunes, 9 de junio de 2014

domingo, 8 de junio de 2014

Nueve meses que me hacen ser un poco más "yo misma"

Un poco obligada por el fin de este primer capítulo de mi nueva etapa en Barcelona me pongo a hacer balance. Como siempre, con las prisas de última hora me paro a pensar y tropezandome con todo lo que se me ha puesto por enmedio durante estos 9 meses llego a algunas conclusiones menos claras de lo que desearía.

El comienzo fue inmejorable: partir de ignorancia. Supone darme cuenta de todo aquello que estaba tan lejos de mi y que de golpe me rodeaba y acaparaba todos mis sentidos en cada clase. No era el hecho de no entender lo que decían mis compañeros de clase, sino que desconocía mucho de lo que sus intervenciones en clase querían decir. Por eso yo, la novata en todo esto, me mantenía callada, intentando crear un hueco para mi diálogo interior que diera lugar a un espíritu un poco más crítico.

Puede que ahora, a principios de junio, no sea hora para darme cuenta de que mi curiosidad no debería haberse visto espantada por las dimensiones de un temario inacabable de relaciones internacionales o unos apuntes confusos sobre ciencia política. Pero sí, más vale tarde que nunca. Ahora, viendo desde lejos ese primer y segundo trimestre tan angustiosos y con un par de cabos mejor atados, no me daría tanto miedo releer algunos temas que, en un principio, me sonaban a chino.

Partiendo del casi total desconocimiento sobre muchos temas de la carrera que acababa de empezar, sentía que la política no era lo mío, que estaba más cerca de una carrera puramente de letras que de entender el discurso que soltaba el profesor en cada clase. Pero, afortunadamente, vivimos un momento de la historia (sí, digo historia, porque es aquello que se escribe cada vez que algo pasa de ser presente a ser pasado) en que es imposible no darnos por aludidos en cualquiera de los titulares que nos bombardean día a día.

Porque, aunque todo lo que vemos en la tele, lo que leemos en los periódicos y lo que escuchamos en la radio dé cada día más asco, prefiero saber qué ha dicho el rey en su discurso antes de abdicar,  quién ha ganado las europeas, cuándo podrá elegir Catalunya si puede ser independiente o no, dónde tendré que ir a abortar si tengo un embarazo no deseado, cómo va el conflicto en Ucrania y cuántos jóvenes siguen en el paro a día de hoy.

Vivo un momento en un momento en que mi país se fractura a cada medida que toma el gobierno, en que las mujeres dejarán de decidir si traer una criatura al mundo o no, en que el mundial de futbol supone incalculables muertes de niños pobres, en que la educación es de cada vez más insignificante para los políticos y, sin embargo, más cara para aquellos que la quieren tener. Un momento en que las salidas más factibles para un joven con carrera son tres: "por tierra, por mar o por agua", como suele decir mi padre. Y sí, me da miedo, me da miedo no saber a dónde nos lleva esto. Por eso, doy gracias a mi voluntad de querer entender el mundo en el que vivo, porque la ignorancia es el arma más peligrosa de un ser humano.

Y en unos días tomaré rumbo al lugar que me vió crecer y prepararme para el mundo que me esperaba ahí fuera. Espero poder enseñarle todo lo que he aprendido y en lo que me ha convertido mi primer año de universidad, no solo las clases sino la experiencia de vivir un primer año expuesta a miles de estímulos totalmente desconocidos para mi hasta ahora. No hay mejor manera de crecer.

domingo, 11 de mayo de 2014

Efecto relato

I ara, com sempre que em submergeixo de cap en un llibre, cada cosa que faig sembla ser narrat simultàniament per un ens omniscient. Cada paraula que surt de la meva boca, cada frase creada a la meva ment, va seguida d’un “va dir, va pensar”. 

Encara l’efecte durarà uns quants dies més, qui sap quant. I mira que jo llegeixo poc. Si llegís així, incesantment, podria adaptar-se la meva vida a qualsevol història? Podría ser una vida de ciència ficció, de drama, o de comèdia, segons a quina novel·la pertanyès el narrador.

miércoles, 2 de abril de 2014

Ni en los peores momentos he dudado de una pequeña capacidad que reside en lo más profundo de mi interior, una pequeñita fuerza que, en mi opinión todos llevamos dentro. La pena es que no seamos capaces de buscarla, encontrarla y acordarnos de que está ahí. Es una canción, una imagen, una frase, algo que te dice que eres capaz de todo.

En realidad yo al principio no sabía ni que era, no la identificaba como tal. Creía que era una pura obsesión por que mis actos se dirigieran directamente a conseguir siempre "lo mejor". Con el tiempo he ido descubriendo que "lo mejor" siempre se consigue gracias a una actitud positiva, que lo mejor es lo que consigues creyendo en ti.

A pesar de ello, no todos los días son soleados, ni están todos los semáforos en verde, ni llegas pronto a todos lados, ni si quiera la comida está buena cada día. Por eso, porque no sabes cuando se puede presentar un cúmulo de situaciones odiosas  lo que más me gusta de esta parte tan pequeñita de mi es que se desata cuando menos lo esperas y más lo necesitas dando frutos totalmente inesperados.

"Sometimes it's good to do what you're supposed to do when you're supposed to do it" (Frances-Ha)


lunes, 31 de marzo de 2014



Stefan Zweig

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Görlitz Warenhaus
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 Caspar David Frierich

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Görlitz (Alemania)

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Milena Canonero


M. Gustave: You see, there are still faint glimmers of civilization left in this barbaric slaughterhouse that was once known as humanity. Indeed that's what we provide in our own modest, humble, insignificant... oh, fuck it.

Do it yourself:

sábado, 8 de marzo de 2014

"Fais de ta vie un rêve et d'un rêve une réalité" (Antoine de Saint-Exupéry)

El goce de la vida también se encuentra en la potencialidad de las pequeñas cosas. El disfrute no sólo se encuentra en esos momentos de placer, sino que también hay que saber verlo en los miles de instantes que has esperado que eso pase. Como las primeras flores que ven el Sol te recuerdan que ya queda menos para verano, como una canción te gustaría que teletransportara tu cuerpo igual que lo hace con tu mente o como un recuerdo lleva de la mano a otros tantos que te gustaría volver a hacer realidad, todo eso pasa mientras vives otro momento irrepetible. La vida está llena de eso, de segundos, minutos y horas efímeros, que pasan de presente a pasado en un suspiro. 

miércoles, 5 de febrero de 2014

Shadows

No podemos esperar a que se vaya el sol y nuestro momento se desvanezca detrás del horizonte, quiero seguir viendo tu cara con la misma intensidad, con las mismas luces y las mismas sobras que se dibujan bajo tus párpados y sobre tu boca. Por mi nos acercamos al mar y vemos el atardecer pero prométeme que me llevarás a dormir contigo cuando el cielo no sea naranja y la luz se apague, que me guiarás cuando esté todo oscuro y no pueda verte. Pero las horas de luz son contadas y, ahora que se alargan, no podemos confiarnos tampoco porque el verano aún no está aquí. Aún no ha llegado el momento en que los días complacen a la noche cediéndoles un par de horas, horas convertidas en noches de verano que la luna se encarga de hacer brillar. La primavera anda cerca por ahí, tiñendo de mil colores otros prados hasta que nos llegue el momento a nosotros. Pero, hasta entonces, no quiero apartar de ti la mirada ni un segundo, desde  el primer momento, desde que amanece y poco a poco la luz invade la habitación, alegrando la llegada un nuevo día y dejando atrás la tristeza del que ya quedó en el ayer. Tic-tac, y los segundos se apagan también cuando no te veo, el tiempo se para justo cuando tengo más miedo y no estás ahí para decirme “hey, no pasa nada” mientras me abrazas haciendo que pierda el sentido común. 

lunes, 20 de enero de 2014

Y ahora todo esto me encanta, precisamente porque me empieza a gustar. Ahora esa idealización lejana que veía al otro lado del mediterráneo vuelvo a tocarla con mis manos pero desde la experiencia, todo más real, vamos. Puede que lo que en un principio no me dejara ver el encanto que se esconde en los rincones de una vida fuera eso mismo, lo real que empezaba a ser todo, el paso de vivirlo en mi mente a ser protagonista de un sueño. Y eso es lo que suele pasar con los sueños, que cuando llegas a uno de ellos tienes el mismo miedo a romperlo que las ganas que te llevaron hasta él.

domingo, 19 de enero de 2014

Para el tiempo para mi, aunque sólo sea un ratito

Tengo miedo a echarte de menos, a las despedidas y a todo lo que viene después. Pero en especial le tengo miedo al día en que te eche de menos y no estés ahí, al día en que lo que nos separe sea algo más que un mar, media hora de avión y 30 euros menos en la cuenta corriente. Y odio pensar en que no hay nada que te sustituya a ti y esa forma tuya de hacerme feliz, porque hace que tema aún más el echarte de menos cualquier día, así, sin poder hacer nada para evitarlo. Y me da miedo que me invada a mi la pena y a ti las dudas, que ese mar nos ahogue, que esa media hora se haga eterna y que esos 30 euros no estén en nuestra cuenta corriente. No consigo imaginarme escribiendo estas chorradas sin un destino, condenadas a ser simplemente eso, palabras sin sentido, sin hechos tangibles que las demuestren. Y caer en la cuenta de que cuando tu no estas no hay nada que me haga volver es algo que me me quema y se me hace duro de asumir, que no hay manera de pensar un yo sin ti.

Pero, después de todo, consigo ser fuerte y no tenerle miedo a algo, a algo por lo que vale la pena apartar todo lo malo y sacar la cabeza de debajo de las sábanas, mirar debajo de la cama y ver que no hay ningún fantasma. Y es que es imposible quererte con miedo. Eso de querer y ser querido está hecho para gente valiente y sensata, gente que reconoce que las chorradas, aún dichas por teléfono, vale la pena decirlas, mucho más allá de lo que pueda pasar. Porque el miedo nunca gusta compartirlo, en cambio, el amor está hecho para dos, por eso mismo son dos sensaciones incompatibles. Mientras exista un presente en que el uno tenga al otro y el otro tenga al uno no habrá futuro que temer.

lunes, 25 de noviembre de 2013

Aquellos días en que yo no era yo

Era de todo menos la de siempre, mi yo habitual, mi yo de cada día. Y bien, era consciente de que algo en mi había cambiado, mis pensamientos no eran los mismos, incluso veía las cosas de manera diferente o, a veces, ni las veía. Estaba lejos de quién acostumbraba ser, lejos de preocuparme por lo de siempre, lejos de ser alguien que se preocupa por algo. Había poca cosa más que él y su sonrisa que acapararan mi atención. No había muchos más deberes que besuquearle y malcriarle con mis tonterías. Puede que fuera una versión distorsionada de mi misma, pero me niego a pensar que fuera eso, que eso fuera una distorsión.

No sé si era yo la que cambiaba mi propia realidad al paso que avanzaba hacia él, o era la realidad que su mirada creaba en estas cuatro paredes, que acostumbraban ser tan frías, tan fría como mi yo de antes, en la que me había transformado por completo. Lo cierto es que dejé de ser yo, que mi vida dejó de ser la que era, todo de una manera inevitable. Pasé a ser la parte de un todo, y eso ya no sé si es algo bueno o es algo malo, porque de pronto, un día, el despertador suena levantando un nuevo lunes en que no está él, un lunes que empieza en la cama viendo como parte de mi felicidad sale por la puerta.