
Vuelta de Barcelona. Traigo la maleta con un kilo más, un kilo de ropa nueva, maquillaje, accesorios... De eso llevo cargada hasta los topes la maleta. Pero ahora bien, me traigo encima muchas cosas más. Traigo una mejor y solidificada relación con mi barbie Anisa, recuerdos imborrables que he pasado en pocos días con ella, han sido tantos los momentos que se empiezan a sumar a este gran verano que empieza. Vienen también conmigo gente nueva que se unen a mi vida, ellas son Núria, Pilar i Mariona, grandes personitas que me han dado un poco de ellas en estos días. Nuevas postales, atardeceres, lugares, fotografias me acompañan, imágenes en mi cabeza con las que pensar cuando cierre los ojos. Nuevos olores y sensaciones. Todo esto que llevo sobre mi piel lo guardaré bajo llave, como cada nueva experiencia que me regala la vida para saborearla. Pero no sirven tan solo para hacer bonito, para dejarla en cualquier estantería perdida en los pasillos del archivo oficial del cerebro de alba, no, dan mucho, pero que mucho de sí. Salir de estas tierras, mis tierras, ampliar la visión que tenemos de lo que nos rodea, mirar un poco más allá de los dos edificios que tenemos delante de la ventana de nuestra habitación pues también sirve de algo. Me llevo también una visión más elevada de todas las cosas que tengo a mi alrededor cada día, ahora puedo ver la rutina desde otro punto de vista, digamos que ahora puedo alejar un poco más la lupa y verlo todo desde arriba. Esta nueva experiencia me ha hecho conocerme más a mi misma, poder desconectar del qué dirán y conocer un poco mejor las cosas, quizás agudizar más mi poder de análisis.
Gracias a esto las cosas guardan un nuevo sentido, tienen algo diferente, algo ha cambiado, y yo tampoco soy la misma. Esto, todo esto que me llevo encima y que no se ve, que no pita en los controles del aeropuerto, es lo que más adoro de vivir, de salir, de conocer nuevas cosas, descubrir otra parte del mundo, por pequeñita y cerca que esté. Es el cambiar de aires, la gente, los lugares, el qué hacer, el NO la monotonía.
Oh, bendito siglo 21, que haría yo si hubiera nacido unos años atrás, nada sería de mi. Sin poder salir y conocer, airear las habitaciones de mi mente, quitar el olor a cerrado y engrasar los engranajes con recuerdos, momentos que huelen a nuevo, anécdotas, risas de otro color.
Fresca, nueva, divertida, alegre, pero también responsable, con más cosas en la cabeza, hasta con mis conflictos psicológicos conmigo misma despejados, así he vuelto. Creo que tengo nuevas espectativas y proyectos, ganas de pensar y ponerle más ganas a aquello que ahora poco a poco voy sabiendo que es lo que me gusta.
He vuelto sí, echaba de menos a los míos, pero también echaré de menos a lo que no he conocido todavía, pero bien, para eso que me queda poco, para dejar de echar de menos lo que está por venir, porque el verano es muy largo y este, mi verano, va a ser intenso como ninguno, va a hacer historia.