
La respuesta es NO, un concentrado de cumplidos encantadores hacen que se me enturbie la mente y pierda el sentido de la orientación por completo. ¿Qué me pasa? Ahora resulta que con un simple "hey nena, me has robado el corazón" pierdo el culo, y eso que tenia en la cabeza tan bien estructurado se derrumba.
Es simple y claro, son dos mundos completamente paralelos el uno al otro. Yo, yo un caso a parte entre tanta gente, ni yo misma me conozco, me considero un mundo inmenso por descubrir, al alcance del que quiera saber algo más de una extraña personalidad. Yo, un alma disciplinada pero algo rebelde, luchadora de cada ideal que impera en mis neuronas, superviviente, positiva por encima de todos los momentos de falsa negatividad, reflexiva, indecisa, complicada, perfeccionista y un sinfín de cualidades o defectos, al fin y al cabo propiedades descalificadas que no sabes en que apartado colocarlas. En cambio él, un mundo monótono, como el de cualquier otro, simple, dificilmente indistinguible, común, uno más que se ha empeñado en caminar y caminar en la vida sin fijar una meta más que la "titi" que tiene a la vuelta de la esquina esperandole para caer rendida a sus pies. Su infalible táctica para enloquecer a las nenas, su grandiosa autoestima, ese gran ego que le caracteriza y el poder de hacer que mi vida se haya convertido en una parodia de una película americana. Pero no, esto no es la fantasía en la que él pretende sumergirme, es mi realidad, en la que convivo, en la que debo empezar a distinguir y etiquetar cosas, no más dias de decir esto lo dejo por ahí tirado como los calcetines sucios. Ahora cada idea, pensamiento, ideal, va a estar identificado.
Y como uno más, el no, mi negación, va a estar archivado, porque ya comienzo a saber quién soy yo, y a distinguirme entre los demás. Sé quién soy yo, y sé que alguien como yo no está para cuidar de corazones como el de él, él, el mismo que se empeña en dejármelo. Para que voy a querer yo un corazón vulgar, usado, con descosidos y gastado, y todo eso a pesar de su contradictoria niñería.
He trazado por última vez este camino y estoy convencida de que esta vez no me he perdido, me he encargado personalmente de ir dejando mendrugos de pan al paso que iba narrando mis ideas.