domingo, 2 de enero de 2011

¿Quién dijo que mi vida seguiría siendo la misma en 2011?

Y poco a poco todo se está yendo, se disipa como la niebla después de una fuerte tormenta, y eso es precisamente lo que acaba pasar sobre mi. Truenos, relámpagos y rayos sobre mi cuerpo, dejándolo débil. Pero poco a poco vuelve el orden, los tormentos, dolores de cabeza no existen, porque él tampoco. Hace horas lloraba por su ausencia, y ahora esta es mi mayor alivio. Me permite pensar con total claridad, sentirme segura independiente de cualquier ser humano. El hecho de tener un nuevo propósito hace que me sienta orgullosa y con fuerzas de nuevo. Necesitaba luchar por algo nuevo y fresco, al igual que lo fue todo esto en sus inicios, de lo poco que quedaba ahora. Todo se volvió mustio y seco, no quedaba vida, y la que podíamos proporcionarle nosotros no era suficiente.

No sé si volverá a mi esto de lo que ahora mismo necesito y, lo más importante, quiero desprenderme, pero ahora mismo me trae sin cuidado, no quiero enredar mi futuro en temas del pasado que demasiado protagonismo tuvieron ya.

Me conozco bien, y conozco esa fuerza innata que llevo en mi interior, y ahora es ella la que debe salir al juego. Nada más de sentimientos que enturbian la mente, nada de dejarse llevar, nada de volver, ahora hay que seguir, hacia delante. Y sí, es un propósito, aunque con 2 días y un par de horas de retraso, consigo decirlo: año nuevo, vida nueva.