domingo, 19 de enero de 2014

Para el tiempo para mi, aunque sólo sea un ratito

Tengo miedo a echarte de menos, a las despedidas y a todo lo que viene después. Pero en especial le tengo miedo al día en que te eche de menos y no estés ahí, al día en que lo que nos separe sea algo más que un mar, media hora de avión y 30 euros menos en la cuenta corriente. Y odio pensar en que no hay nada que te sustituya a ti y esa forma tuya de hacerme feliz, porque hace que tema aún más el echarte de menos cualquier día, así, sin poder hacer nada para evitarlo. Y me da miedo que me invada a mi la pena y a ti las dudas, que ese mar nos ahogue, que esa media hora se haga eterna y que esos 30 euros no estén en nuestra cuenta corriente. No consigo imaginarme escribiendo estas chorradas sin un destino, condenadas a ser simplemente eso, palabras sin sentido, sin hechos tangibles que las demuestren. Y caer en la cuenta de que cuando tu no estas no hay nada que me haga volver es algo que me me quema y se me hace duro de asumir, que no hay manera de pensar un yo sin ti.

Pero, después de todo, consigo ser fuerte y no tenerle miedo a algo, a algo por lo que vale la pena apartar todo lo malo y sacar la cabeza de debajo de las sábanas, mirar debajo de la cama y ver que no hay ningún fantasma. Y es que es imposible quererte con miedo. Eso de querer y ser querido está hecho para gente valiente y sensata, gente que reconoce que las chorradas, aún dichas por teléfono, vale la pena decirlas, mucho más allá de lo que pueda pasar. Porque el miedo nunca gusta compartirlo, en cambio, el amor está hecho para dos, por eso mismo son dos sensaciones incompatibles. Mientras exista un presente en que el uno tenga al otro y el otro tenga al uno no habrá futuro que temer.